(…) Él amaba la tierra sin tomar en cuenta los alambrados. Era una sola y ancha y fecunda tierra y bastaba con subirse al techo de la casa para mirarla a la puesta del sol, por ejemplo, y darse cuenta que le pertenecía a cada uno hasta donde alcanzaba la vista, y aun mas allá hasta donde daba el mundo, con un hambre y una propiedad distinta que no reconocían mas cercos o alambrados que los que fijara uno en su corazón.
“Mi madre andaba en la luz” Haroldo Conti.
Cântico IV
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Tu tienes un miedo:
acabarte.
No ves que te acabas todos los días.
Que mueres en el amor.
En la tristeza.
En la duda.
En el deseo.
Que te renuevas todos los...
Hace 11 años
1 comentario:
me encanto el nuevo diseño, como lo lograste?
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